viernes, 24 de diciembre de 2010

La Navidad y el anuncio de la liberación

En estos dias es bueno reflexionar sobre la mercantilización de la Navidad y su verdadero significado.

Cuando estamos en las horas próximas a la celebración de las fiestas de la natividad de nuestro señor Jesús nuevamente presenciamos indignados la total manipulación que en estos días se hace de una de las fechas mas importantes para los cristianos, por ello queremos manifestar que nos han robado la verdadera Navidad. La locura de la mayoría de anuncios y adornos navideños que invaden las calles de nuestro país poco o nada tienen que ver con lo que significa el nacimiento de Jesús.

Estamos hastiados del bombardeo constante a que nos someten los medios de comunicación con la publicidad incitando a consumir y a comprar lo que no necesitamos y a gastar lo que no tenemos, utilizando la Navidad simplemente como un medio para aumentar ventas y beneficios de los grandes capitalistas.

Es de esta manera que nos damos cuenta como el neoliberalismo salvaje produce valores contrarios a la Navidad y al mensaje de Jesús, por ello debemos luchar para recuperar los verdaderos valores que la Navidad implica y comprobar la hipocresía del modelo capitalista y una jerarquía eclesial cómplice que utiliza a Dios para promover el beneficio empresarial mientras se olvida de los pobres, que son los preferidos del Dios liberador que nació en humilde pesebre. En la realidad actual cifrada por el consumismo, para los pobres como era el caso José, María y el niño Jesús no habría lugar en centros comerciales, ni en los supermercados, ni en los hoteles de lujo.

La sociedad de consumo en la que vivimos excluye a las mayorías y beneficia a ha una pequeña elite, a los más ricos y a las grandes empresas nacionales y transnacionales. Nada más lejos del mensaje de amor, solidaridad y fraternidad que nos trae el nacimiento del niño Dios.
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Queremos abrir corazones y puertas a la llegada salvadora del Niño Dios. La solidaridad y la ternura se abrirán paso frente al individualismo, al egoísmo y al consumismo.

Por ello debemos vivir nuestra autentica Navidad para reflexionar al interior de nuestro espíritu, allí donde habita el Dios de la Vida, el Dios de los pobres y le pidamos nos ayude a reconocerlo entre los que día a día construyen la nueva patria y así luchar junto con ellos por una vida digna.

La Navidad en la que debemos creer debe ser sencilla, solidaria, alegre… sin lujos, donde haremos presentes en nuestros corazones a todas las personas que sufren y que son las preferidas de Dios Padre y Madre. Pero nuestro pueblo no podrá permanecer impasible ante la traición y el desprecio de la oligarquía capitalista, habrá que ponernos en marcha para buscar la manera de que toda esta situación, que es escandalosa a los ojos de Dios, cese de una vez por todas. Para llevar la buena nueva de la liberación que no es otra cosa que descubrir en cada hombre o mujer, en cada comuna la manera de consolidar una patria justa fraterna y solidaria como es el Nacimiento de Jesús.

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